10 de enero de 2015

INTENTO AL BALAITOUS... Y ACCIDENTE

Intento de ascensión al Balaitous en compañía de Ainhoa, Ana, Idoia, Asier, Joseba y Jon.
Ha pasado el tiempo suficiente como para que me anime a colgar este reportaje, ahora que todo ha quedado en un buen susto después de los momentos más angustiosos que hemos vivido en la montaña.
Subimos al Refugio de Respomuso con la idea de cumplir un sueño que tenían dos amigos compañeros habituales en nuestras últimas salidas en grupo al Pirineo -Ainhoa y Jon-, que les apetecía subir a su primer tresmil invernal, el Balaitous, después de otro intento fallido el año pasado al Taillon. Así nos vendría bien como entrenamiento para una salida en verano que tenemos pensada a Alpes. Venían Ana y Asier, al igual que Idoia, hija de Ana, y Joseba, su novio. La verdad es que no escogimos uno de los "fáciles", pero de llegar a la cima, hubiese sido una preciosa experiencia.
La meteo no estaba asegurada, daban nevadas para el día 11 por la mañana después de una semana de anticiclón, pero bueno, el resto teníamos la suficiente experiencia para saber si nos tendríamos que dar la vuelta o no...
El sábado subimos tranquilamente y cenamos en el refugio. El mal tiempo previsto para el día siguiente hizo que se anulasen las reservas previstas y que tuviésemos todo el refugio para nosotros, lo que nos permitió disfrutar de la compañía en solitario del gran URSI ABAJO
De derecha a izquierda, Asier, Joseba, Idoia, Jon, Ainhoa, Yo y  Ana.

A las 08:00 del domingo comenzamos a andar. Hace poco que ha comenzado a nevar después de una preciosa noche y un molesto viento nos golpea fuerte, lo que nos obliga a salir completamente equipados del refugio. La visibilidad, de momento, es bastante buena.

Comenzamos a remontar el Barranco de Respomuso.


Idoia y Joseba deciden darse la vuelta y regresar al refugio.
A medida que ganamos altura se intensifica la nevada y la visibilidad va disminuyendo...



La cantidad de nieve caída nos hace perder mucho tiempo abriendo huella...

hasta llegar a un punto en el cual la visibilidad era nula y teníamos que avanzar siguiendo las indicaciones del gps:

Tenemos la suerte de que tal y como estaba anunciado, la meteo empieza a mejorar y nos permite ver la Brecha Latour. Hacia allí nos dirigimos...

Este tramo nos va a reventar... sobre todo al que va primero abriendo huella...


El fuerte viento que hace, unido a las pequeñas coladas de nieve que caen espontáneamente, hace que "de miedo" llegar al corredor...

Después de un buen rato de "pelea" conseguimos llegar a la base del corredor. Afortunadamente, el tiempo ha mejorado bastante y podemos ver perfectamente la continuación del recorrido:


Asier se pondrá en cabeza y nos irá abriendo el camino al resto
La nevada ha provocado que el tramo rocoso de ascensión esté cubierto de una ligera capa de nieve, que lo vuelve muy peligroso, por lo que subiremos directamente por la nieve y ya veremos arriba...

Disfrutaremos mucho de este precioso tramo:



Subiremos hasta el final del corredor. Asier sube sube un poco más para ver como se encuentra el tramo superior:

Nada, demasiada nieve. El continuar hasta la cima nos llevaría todavía bastante más de una hora, con lo cual, si tenemos que bajar hasta el Embalse de La Sarra se nos hará tardísimo. Hay que abandonar. Montaremos un rápel para bajar con seguridad el corredor...


y continuaremos el descenso tranquilamente. ¡Cómo ha cambiado el panorama en estas pocas horas!




Último vistazo al Balaitous y a la Torre de Costerillou:

La Cresta del Diablo:

Ahí mismo tenemos ya el refugio:

Estaremos un buen rato en él reponiendo fuerzas hasta que no hay más remedio que continuar el descenso hasta los vehículos. Abandonamos el refugio con las últimas luces del día:

Ursi nos había indicado que Idoia y Joseba habían bajado hacía tiempo y que nos esperarían en el parking. Al no poder contactar con ellos para indicarles que toda ha ido bien, decido bajar más rápido que mis compañeros para tranquilizarlos
A las 20:00 horas llego al parking, no hay nadie. Se ve que se han aburrido de esperarnos con el frío que hace (estamos a bajo cero) y han decidido comenzar la vuelta a casa.
Me cambio, arranco el motor para que se vaya calentando el interior y espero...
A las 20:20 veo avanzar una luz sola. Qué raro, sólo una... Aparece Ainhoa y me dice que ella y Jon iban por delante de Ana y Asier, aunque no les veían, y que le han oído gritar a este último.
Le digo que seguramente Ana se habrá resbalado -en algunos lugares el amplio sendero era una pista de hielo) y se habrá dado un mal golpe. Me vuelvo a cambiar, cojo los bastones y tiro para arriba. Ainhoa se queda sola...
Al cuarto de hora me cruzo con Asier, que baja corriendo. Me dice que Ana se ha tropezado, se ha caído rodando por el barranco y no puede ver donde está. ¡No puede ser! Ya se lo que significa una caída por ahí, precisamente estuvimos hablando de ello durante la subida. Asier había conseguido hablar con el 112 y la Guardia CIvil y el rescate estaba en marcha. Le han indicado que les espere en el parking de La Sarra. Nos despedimos y acelero más, si cabe, el ritmo. Las lágrimas me corren por las mejillas. Asier ha dejado su mochila en el punto en el cual le perdió de vista, Jon también debe de estar por allí arriba.
Por fin veo la luz de Jon y él también me ve. Está por debajo del camino, agarrado a un árbol y le oigo gritar: ¡ANAAAAA, MARTÍN ESTÁ AQUÍ! ¿Como? ¿Está viva? Bajo lo más rápido que puedo hasta donde está él. El terreno es vertical y hay que perder altura con mucho cuidado, agarrándose a veces a los árboles. Me dice que le oye gritar por debajo de donde está él, pero no la puede ver, la luz del frontal no ilumina tanto. Intento buscar un paso que me permita descender el cortado que tenemos a nuestros pies. Imposible, todo acaba en una pared vertical. Subo de nuevo al camino a localizar la mochila de Asier -dentro llevaba material de escalada-.
Saco todo lo que creo necesario y vuelvo a bajar buscando un gran tronco que me permita montar un rápel seguro.
Lo consigo y tras unos angustiosos minutos desenrollando el nudo de la cuerda mientras le oía gritar a Ana, comienzo el rápel aéreo sin saber si la cuerda llegará hasta la base. Hubo suerte, sobrarán unos diez metros, por lo que el tramo vertical tendrá unos veinte. Ana se encuentra en una pequeña playa rocosa al borde del río, rodeada de estalagmitas de hielo (estamos a bajo cero...), completamente mojada . Está sangrando de la cabeza, está pálida y muerta de frío. Ha caído rodando 30 metros por el barranco, más los 20 por el aire hasta caer a una poza de agua que le ha salvado del golpe. Se quitó la mochila, ya que la tenía completamente llena de agua y no podía con el peso, la dejó entre las rocas, y anduvo por el río hasta llegar a la pequeña playa. Intentó subir por la fuerte pendiente, pero al resbalarse, decidió permanecer quieta en el lugar; y allí estuvo 30 minutos sola y a oscuras hasta que Jon contactó con ella.
Le ayudo a alejarse del agua y subir un poco hasta una zona de tierra y hojas en donde nos sentamos. Recuerda todo lo que le ha pasado (no ha perdido la consciencia) y no presenta fracturas en brazos ni piernas. Le quito toda la ropa superior y le dejo mis guantes, gorro y forro polar. Estamos abrazados, le froto la espalda y echo aire caliente por el cuello constantemente. No podemos hacer nada más que esperar al equipo de rescate. El tiempo no corre. Ella ha dejado de tiritar (señal de que la temperatura corporal ha bajado de 32 grados). Comienza a decir cosas incoherentes.... minutos angustiosos... Un frío horroroso...
A la hora y cuarto Jon nos grita que se ven luces por el camino y un poco más tarde vemos las luces junto al árbol desde donde he rapelado. Cae una gran piedra junto a nosotros. Le digo a Ana que tenemos que salir de ahí en seguida y tirando de ella llegamos a una zona más segura. Al poco, baja un miembro del Equipo de Rescate e Intervención en Montaña de la Guardia Civil de Panticosa, Paco. Bromea con Ana, le coloca unos calentadores químicos en los sobacos, le pone por encima su forro polar y vuelve a subir por la cuerda con un jumar para comenzar a montar el polipasto con el cual la izarán. Otra vez nos quedamos solos.... Ana grita que no puede respirar... aguanta, aguanta, que están encima nuestro...
A la media hora vuelven a bajar Paco y Fernando Desportes, el médico. Este último le hace un reconocimiento rápido y se queda muy preocupado por el estado de hipotermia que presenta. Comienzan a izarla poco a poco.
Llega al final del tramo vertical, en donde le espera Jaime (nos hemos enterado de que ha sufrido hace poco una rotura de tibia y peroné a consecuencia de otro rescate). Paco ha ido subiendo con ella, y Fernando lo ha hecho más tarde.

Sube andando mientras tiran de ella hasta el sendero, en donde montarán un "punto caliente" en el cual permanecerá abrazada a Asier y Jon hasta que vuelve a tiritar de nuevo. Ya pueden comenzar el descenso en camilla hasta La Sarra, en donde está esperando una ambulancia medicalizada:

Es mi turno de subir. Paco me grita si se subir con un puño jumar y un gri-gri. La verdad es que nunca he utilizado este último para esto, pero le digo que me imagino que no habrá problemas. Lo intentaré...
Estoy reventado, no tengo fuerzas para subir y Paco, que me anima constantemente, me va poco a poco ayudando a subir. Una vez superado el tramo vertical, el resto es un paseo. Por fin he entrado en calor yo también...
Volvemos a subir hasta el camino, en donde están Asier y Jon. Ayudamos a Paco a recoger todo el material , comemos unos higos secos que nos ofrece y bajamos hasta el parking. Ana está siendo atendida en la ambulancia. Cuando me lo autorizan, entro a ella (parecía una sauna del calor que hacía dentro). Ana está sonriendo, nos abrazamos y esta vez sí, lloro de felicidad. A las tres de la madrugada abandonamos todos La Sarra en dirección al Hospital de Huesca.
Ana solamente sufrió un aplastamiento de dos vértebras y una fisura a la altura del tobillo. Es dura la tía...
A día de hoy está casi completamante recuperada y cuando acabe la rehabilitación, no dudo en que volverá a dar guerra.
En cuanto al EREIM de Panticosa y la Sección de Montaña de Jaca, qué se puede decir... Seguimos en contacto y saben perfectamente lo que les debemos. En cuanto estemos en condiciones, allí iremos a celebrar que Ana ha tenido que volver a cambiar su fecha de nacimiento.
Tres días más tarde Asier, Iñigo -el hijo de Ana, y otros amigos volvieron al barranco a recuperar todo lo que había perdido. Esta vez con neopreno...
Así se veía el tramo aéreo por el cual cayó. Si os fijáis, se ve la mochila en el río.

Visto desde abajo:

Y a la izquierda se aprecia la pequeña playa en donde estuvo esperando tras recorrer el fondo del barranco a oscuras:

Asier y Sua buscando la cámara de fotos que Ana llevaba colgando del cuello. Apareció, suerte que era sumergible...