Ascensión al Monte Perdido en compañía de Pablo por su arista NW (AD).
La idea original era mucho más ambiciosa: queríamos enlazar el Cilindro y el Monte Perdido por sus respectivas aristas NW. A pesar de que llegamos hasta la base de la primera arista, el fuerte y helado viento nos hizo desistir de este proyecto y comenzamos la ascensión directamente desde el Cuello del Cilindro.
A las 06:00 horas salimos del remodelado Refugio de Góriz. No hay pérdida, conocemos bien el camino hasta la Ciudad de Piedra, en donde dejaremos la senda que se dirige hacia el Lago Helado y tomaremos la vía normal del Marboré a través de la Faja Roya.
Un vistazo al Cilindro. Se aprecia a la derecha la amplia senda hacia el Lago Helado.
Aprovechando que pasamos por aquí, subiremos a la Tuqueta de Marboré. Detrás de Pablo asoma el Pitón SW del Cilindro y el corredor W por el cual ganaremos más tarde la brecha para descender al Lago Helado
Preciosas vistas...
Justo encima nuestro tenemos nuestro objetivo, perfilado sobre el cielo:
Hace un viento que nos deja helados...
Tendremos que ganar el Cuello de Marboré...
desde donde contemplaremos la bonita arista.
Llegamos hasta su base, lo tanteamos, pero no puede ser. Con este viento y frío es una locura meterse ahí, por lo que con gran pena tendremos que perder altura bordeando estas empinadas palas de nieve y remontar el empinado corredor que nos dejará en la brecha situada entre el Pitón SW y el propio Cilindro. Últimos metros de corredor...
Al otro lado aparece el majestuoso Monte Perdido, con la arista NW a su izquierda. Destacan en ella el Nudillo y el Dedo.
Tras descender hasta el Lago Helado, a las 11:30 llegamos al Cuello del Cilindro. Llevamos cinco horas y media andando y todavía no hemos tocado la roca...
Ahí comienza la arista
Ganamos poco a poco altura hasta contemplar el recorrido que tenemos por delante:
Tras colocarnos por fin el material, comenzamos la ascensión.
Los dos hemos recorrido anteriormente este tramo de arista, por lo que no nos pillan de sorpresa las constantes trepadas...
Llegamos al Nudillo del Monte Perdido.
Uffff, lo que nos queda todavía...
Ahí mismo tenemos el Dedo del Monte Perdido,
pero no estamos tan fuertes como para subirlo de frente, por lo que tras rapelar a la brecha que hay entre las dos cimas, bordearemos esta cima por el Norte perdiendo algo de altura por una nevada pala...
teniendo que remontar la altura perdida por otra pala de nieve muy blanda y agotadora.
Una vez en la brecha, este es el precioso panorama que tenemos de la continuación de la cresta:
Pero antes debemos de subir al Dedo del Monte Perdido, que Pablo no lo tiene ascendido. La cantidad de nieve que hay nos permite comenzar la escalada varios metros por encima del itinerario habitual, evitando de esta forma una reunión intermedia, como suele ser habitual. Nos calzamos los pies de gato y en un pis-pas estamos en la cima.
Vista desde aquí, la arista no es tan impresionante.
Con la cantidad de nieve que hay, una cuerda de 60 metros nos llega para rapelar hasta la base de la aguja. Picamos algo y continuamos la ascensión. Tras algunos pasos delicados y aéreos, en seguida se suaviza la escalada y podemos relajarnos tras quitarnos los pies de gato.
Vuelta a ponernos los crampones y para arriba, que ya tenemos a la vista la cima...
Sí Pablo, allí abajo se ha quedado el Dedo...
¡Menudas vistas! En aquellos lejanos Astazous vivimos una bonita aventura hace varios años.
Ya sólo nos queda un paseo horizontal para llegar hasta a la antecima del Monte Perdido en donde unimos nuestras huellas a las de la romería que ha debido de haber aquí hace unas horas:
Estos últimos metros se nos hacen pesados debido a lo blanda que se encuentra la nieve y a lo cansados que estamos nosotros.
Por fin, a las 16:10 horas llegamos a la cima del Monte Perdido, diez horas más tarde de haber salido del refugio.
No perdemos tiempo y comenzamos el último descenso del día hasta el refugio.
Un último vistazo a la arista recorrida: