Ascensión en solitario non-stop desde casa y vuelta a ella después, a los picos Tusse de Remuñe, Maupas y Rabadá y Navarro, las dos últimas cimas que me quedaban por ascender de la zona del Luchonnais, después de un intento frustado hace dos años.
El topónimo de las dos cimas viene en honor a la mejor cordada que hubo en España durante los años 50 y 60 del siglo pasado (y quizás la mejor de todo el siglo), la formada por Alberto Rabadá y Ernesto Navarro, escaladores aragoneses que abrieron vías consideradas aún hoy como auténticas joyas, como las del Picu Urriellu, el Mallo Firé en Riglos, o el Gallinero en Ordesa. Su carrera acabó al ser sorprendidos por una tormenta mientras ascendían por el empinado nevero denominado La Araña en la Cara Norte del Eiger, donde fallecieron de agotamiento, mientras intentaban ser la primera cordada española en ascender por esta vertiente.
A fecha de hoy (10-11-2009), ha surgido una iniciativa popular en Zaragoza para dedicar una calle de esta ciudad a estos dos escaladores. AQUÍ tenéis información.
Aunque tras el "bautizo" de cimas que se realizó a raiz de la publicación de la obra de Buyse y que tantas ampollas levantó en el sector aragonés (y que sigue levantando, no hay más que ver un mapa o libro actual de la Editorial Prames: estas dos cimas no existen para ellos), que ya tenían bautizadas así a dos cimas situadas al SE del Monte Perdido, las actualmente denominadas Baudrimonts, mantendré la denominación oficial.
A las cinco y cuarto de la mañana salgo de casa, y tras atravesar rapidamente las autopistas francesas llego a Bagnères de Luchon, una de las cunas del Pirineismo, un poco antes de las ocho, y como tengo tiempo, aprovecho para subir al mejor mirador de las cimas que voy a ascender, la estación de esquí de Superbagnères, y fotografiar el bonito amanecer.
Parece que perdura la nieve caída el fin de semana anterior.Espero que no me de problemas...
Bajo al parking situado en el fondo del Circo de Lys al cual el Conde Russell definió como "una especie de escalera gigantesca de cuatro peldaños, de los cuales el último es la cima, y cada uno de ellos tiene, más o menos, 500 metros de altura", y tras un rápido desayuno comienzo a andar un poco antes de las nueve.
Seguiré las marcas rojas que me llevarán al Refugio de Maupas por terreno conocido.
Me fijo en que han quitado la señalización de 3h30 que había sobre las 4h30 al Refuge de Maupas.
¿Lo hará el guarda para asustar a los turistas y evitar así que suban?
No hay pérdida posible, el sendero está perfectamente señalizado. Estamos en una zona muy turística.
En algo menos de una hora, y nada más salir del bosque, llego al desvío que tomé la última vez que vine por aquí, y que se dirigía hacia el Lago Verde.
Sigo las indicaciones del refugio, y a partir de aquí desaparece la amplia senda que hemos estado pisando hasta ahora. Comenzamos a pisar hierba.
Por esta empinada ladera hay que subir, para acceder al refugio.
Pero antes me voy a desviar para ver el Refugio de Prat Long, que siempre que he pasado por aquí lo he hecho de bajada y con prisa. Está situado en un entorno precioso.
Y el interior está bastante limpio, aunque huele bastante a humo.
Teniendo 500 metros por encima el Refugio de Maupas, no está bien situado para ascender a las cimas, pero en cambio está muy bien para realizar travesías por la zona. Sigamos subiendo...
Llegamos a la parte más fea de la ascensión: vamos a ir viendo la estacion de bombeo, las tuberías y las torres del teleférico que hacen daño a la vista.
Sólo nos queda ascender unos 200 metros, pasar por debajo de la tubería...
y llegar al panorámico Refugio de Maupas
con sus banderas de plegarias budistas adornando la terraza.
Me ha costado dos horas y media llegar hasta aquí, con parada en el Refugio de Prat Long incluído: el ir sin peso te hace volar, y hoy llevo lo justo...
Paro a almorzar en la terraza, y mientras tanto, el guarda me indica el camino a seguir: hay que perder altura hasta una brecha situada bajo el refugio. La marcada en la foto.
Unos banderines y un gran hito lo señalizan perfectamente.
Echo un vistazo al Collado de Crabioules, a donde voy a tener que subir para comenzar la ascensión por la arista oeste del Maupas. ¡Qué lejos está!
Tras despedirme del guarda, desciendo hasta la brecha.
Aunque el collado se encuentre lejos, no parece una ruta muy complicada de seguir
(más tarde me daré cuenta de que no es así).
Por de pronto, hay que perder altura por este empinado corredor herboso.
Un vistazo atrás desde abajo.
He dibujado de manera aproximada el recorrido a seguir.
Hay que avanzar hasta superar aquella gran morrena que se ve al fondo.
Aunque el sendero no está muy bien definido, de vez en cuando se ve algún hito.
Desde aquí se ve perfectamente el sendero que rodea el Circo de Crabioules, uniendo los Refugios de Crabioules con el de Maupas. Un sendero que en algún tramo está tallado en la roca.
La brecha va quedando atrás.
Llego hasta esta evidente referencia: un mastil vertical visible desde bien lejos.
El Lezat y sus agujas, donde hace unos días disfrutamos de su escalada.
La brecha queda bien lejos, y ahora toca remontar esta penosa morrena.
Desde lo alto de la morrena, vuelvo a dibujar de manera aproximada el recorrido
hasta la siguiente referencia.
A partir de ahora hay que pisar nieve casi constantemente, y está bien dura.
Hay que dirigirse hacia esas rocas marrones que afloran entre el granito.
La morrena va quedando atrás.
Y ahora debemos de avanzar por encima de las erosionadas rocas que demuestran
que antaño un gran glaciar debió de cubrir toda esta zona.
Mientras tanto, las nubes han comenzado a cubrir toda la vertiente norte.
Poco a poco voy ganando altura.
De repente, localizo unas huellas. Menos mal, por que hacía tiempo que no veía ningún hito.
Ya he llegado a las rocas marrones. Ahora hay que subir a una especie de collado...
donde vuelven a aparecer los hitos y vemos al fondo, y lejos todavía, nuestro objetivo.
Tras perder algo de altura, hay que ir superando una empinada pala de nieve helada.
Aquí cometo un error que me va a hacer perder bastante tiempo: creo ver unas huellas que permitirían ganar el collado directamente sin tener que dar el rodeo que estoy realizando.
Me dirijo hasta allí y compruebo que no son huellas, si no, marcas dejadas por rocas desprendidas de la pared. El continuar no lo veo factible: las rocas están cubiertas de verglas, y no he traído piolet para ayudarme. Toca retroceder hasta enlazar con las huellas anteriores...
y subir por un empinado corredor que salva la barrera rocosa que tenemos por encima.
Ya hemos ganado bastante altura.
La arista E del Crabioules. Impresionante. Algún día habrá que volver a repetirla.
Desde aquí me fijo también en la arista que voy a recorrer...
y sobre todo en el tramo final de la arista, donde hace un par de años me tuve que dar la vuelta al no ver claro el descenso. Ya veremos hoy, que lo voy a hacer en sentido contrario, y en teoría es más sencillo...
Pero antes tengo que llegar al collado.
Un vistazo al Circo de Crabioules:
Según me acerco al collado, veo unas huellas que se apartan de esa dirección y que se dirigen directas hacia el Tusse de Remuñe, y decido seguirlas.
Últimos metros...
14:30 Tusse de Remuñe.
Unas vistas de escándalo...
Un vistazo a la vertiente opuesta, hacia el Maupas.
Vemos el cresterío completo, así como el Macizo de las Maladetas al fondo.
El vivac de la cima
Después de un pequeño descanso, es hora de comenzar a recorrer la arista.
En primer lugar debemos de descender hasta una brecha de manera sencilla por el mismo filo.
Desde la brecha ganamos altura sin excesivas dificultades.
Un vistazo a la brecha anterior y al Tusse de Remuñe.
14:40 Pico Rabadá
A partir de aquí se puede decir que comienzan las dificultades...
Dejamos atrás el Pico Rabadá.
Sigo descendiendo hacia la brecha que separa las dos cimas. Esto cada vez se afila más...
Por aquí estoy destrepando...
Sigamos bajando. La brecha está ahí mismo.
Otro vistazo atrás. Es necesario hacer destrepes delicados por el mismo filo de la arista.
Ya queda poco...
Llego a la brecha. Vistazo atrás.
Ahora hay que subir... Alguien ha debido de abandonar la arista rapelando desde esta cinta.
Voy ganando altura. El Pico Rabadá va quedando atrás...
Ya queda poco.
15:00 Pico Navarro
Ahora hay que avanzar por un tramo horizontal repleto de agujas.
Algún tramo es muy aéreo.
Vistazo atrás.
Otro rápel de escape hacia la vertiente de Lys.
Ya he llegado a la siguiente brecha. Ahora hay que volver a ganar altura.
Otro vistazo atrás...
Me voy acercando al tramo clave de la arista, ese tramo de roca blanquecina.
Sigo cabalgando por la arista...
hasta llegar al tramo clave.
Voy a describir los pasos que seguí para superar este tramo:
En primer lugar me subiré a esta primera roca y la atravesaré a caballo por el mismo filo.
Después hay que ponerse de pie y trepar en adherencia por la siguiente roca.
A pesar de que en la fotografía parezca lo contrario, la roca no es vertical. Es un tramo sencillo y se supera fácilmente.
Por detrás se aprecia el tramo final de la ascensión de este tramo.
Este paso es aéreo en extremo.
Un vistazo al tramo recorrido:
Desde la roca a la cual me he encaramado en adherencia, desciendo hasta una pequeña grieta en la cual introduzco el pie derecho. Un curioso hierro rojizo asoma de una fisura.
Ahora simplemente hay que pegar una zancada con el pie izquierdo hacia la vertiente norte hasta una serie de excelentes repisas, por medio de las cuales ganaremos de nuevo la arista. Hay muy buenas presas para las manos. Aunque la dificultad de este tramo no supera el IIº grado, la verticalidad y la exposición es realmente impresionante, pero aún así, creo que es menos expuesto que el superar la arista directamente, como he visto en otras descripciones.
Una vez en la arista, me asomo para contemplar el recorrido:
Una vez superado este tramo la continuación es sencilla y se gana altura rápidamente.
Esto se acaba...
Asoma por fin la cima.
16:00 Pico de Maupas.
El Conde Russell habla de una sólida torrecilla construida por los oficiales geodésicos de 1.827. ¿Será ese gran hito que está a mi lado?
Un último vistazo a la cresta recorrida. Me he quitado una espina que tenía clavada...
Y otro vistazo al Macizo de las Maladetas. La siguiente ascensión quizás sea por allí...
Pero bueno, todavía queda un largo descenso hasta el coche, o sea, que no voy a perder tiempo celebrándolo. Además, la niebla está subiendo rápidamente y la vía normal está nevada.
La verdad es que fue más complicado este descenso, que el atravesar la arista.
Las rocas estaban recubiertas de una fina capa de hielo que algún sitio me hizo sudar...
Menos mal que ya conocía este descenso y sabía que había que descender hasta un collado situado junto al Tusse de Maupas.
Me ha costado 40 minutos descender estos escasos 200 metros...
Asoma el Pico Boum, así como la bonita arista que une los dos picos.
Voy descendiendo el tramo de rocas pulidas de la arista NE, los que precisamente dan nombre a la montaña (paso malo=Maupas) ...
hasta llegar a la altura del Tusse de Maupas
y a partir de aquí, no hay más que ir enlazando los numerosos hitos que señalizan perfectamente la ruta de la vía normal...
y tras pasar junto al rellano en donde está situado el tramo final del teleférico (menos mal que la niebla escondía parcialmente este lugar)...
llegaré al Refugio de Maupas a las 17:40
El panorama es completamente diferente al de esta mañana, la niebla lo envuelve todo.
Tras tomar una coca-cola, comenzaré un rapidísimo descenso, y a las 19:20 llegaré al coche.
Sólo me queda el viaje a casa, y a las 22:30 estoy ya dentro de la ducha. Ha sido una jornada fenomenal. Dura, pero que me ha hecho disfrutar.
Y por supuesto, habrá que volver a esta zona. Aunque haya ascendido todos los tresmiles y no quisiese repetirlos (cosa improbable), todavía quedarían por ascender otras preciosas cimas que no llegan a esta altura.
No en vano, el Luchonnais es mi zona del Pirineo preferida.