Ascensión al Pico de Aspe desde la estación de esquí de Candanchú en compañía de Pitu a través de la Arista del Murciélago.
La escalada está catalogada con una dificultad de D-, con varios pasos de IV, y la roca, aunque en los pasos de mayor dificultad es muy fiable, está bastante descompuesta en algún que otro tramo, obligando a que haya que comprobar la calidad del agarre antes de descargar el peso en él - hay grandes bloques sueltos-.
Decidimos no subir por el recorrido clásico de la arista y realizar el recorrido íntegro de esta -además de por ser más estético- para evitar los tramos en mixto que debería haber en la vertiente norte.
A las 09:30 horas cogemos el Teleférico del Tobazo en Candanchú, que en unos pocos minutos nos deposita a casi 2000 metros de altura. Ahora tendremos que bordear la llamada Zona Tuca de la estación dando un amplio rodeo a través de las pistas.
El Aspe se muestra altivo cerrando el valle
Dejamos las pistas de esquí y enfilamos hacia el collado. La nieve está muy dura y creemos conveniente calzarnos los crampones
Hay una buena huella pisada en la nieve, por lo que subimos sin dificultad. Delante nuestro tres montañeros se dirigen también hacia nuestro objetivo, o eso creemos. Después veremos que simplemente querían acceder al collado- para nuestra tranquilidad-.
Apenas paramos en el collado. Hace tanto viento que casi se nos van volando algunos objetos. Nos equipamos rápidamente...
y comenzamos la ascensión
En este primer muro no obligatorio, ya que se puede esquivar por la izquierda, tenemos que escalar un tramo bastante vertical de menos de 20 metros de altura, y donde el viento azota con justicia haciendo que perdamos toda sensibilidad en los dedos. Al final del largo se encuentra el tramo de mayor dificultad. La roca es fiable.
Una vez superado este primer largo, llegamos a una zona sencilla en la cual ganamos altura en ensamble a escasos metros de la arista andando incluso sobre una ladera herbosa. En caso de no haber querido realizar el primer largo, accederíamos directamente a esta zona.
A medida que vamos ganando altura por la sencilla arista, el terreno se va afilando, y las dos principales agujas comienzan a ganar verticalidad según nos acercamos a ellas.
Un vistazo atrás. Se observa el sencillo tramo que hemos recorrido desde el primer largo, así como el corredor de acceso al Collado de Aísa.
Comenzamos la escalada de la primera aguja.El itinerario es evidente: hay que penetrar en el marcado diedro que se aprecia en la foto...
y una vez dentro de él escalar este largo teniendo en cuenta que aunque las presas para los pies son muy buenas, la calidad de la roca deja mucho que desear
Una vez en la cima, tenemos que avanzar por la arista hasta llegar al destrepe por medio del cual accederemos a la brecha que separa las dos agujas. Es sencillo, aunque tal y como se aprecia en la foto, a nosotros el viento nos hacía tener que agarrarnos fuerte a la roca...
Comenzamos el que considero el largo más bonito -también el de mayor dificultad de la arista: una placa muy vertical por una excelente roca de unos 40 metros de altura, en la cual el viento nos dio tregua y nos permitió disfrutar de ella.No hay pérdida, se trata de seguir los numerosos clavos que hay metidos -al principio cuesta localizarlos- avanzando de izquierda a derecha -hasta meternos en el diedro señalizado en la foto.La roca pierde calidad al penetrar en este diedro; igual es el peor tramo en cuanto a calidad de roca.
Desde la cima de esta segunda aguja vemos la aérea cresta que viene a continuación, así como el muro final por el cual accederemos a la arista cimera.
El collado va quedando muy abajo...
Este tramo de arista, aunque no es muy complicado, nos hace avanzar con mucho cuidado debido al fuerte viento que nos azota.
Debemos superar incluso alguna brecha brecha nevada...
Hasta llegar al rápel de unos 15 metros...
Que nos permitirá descender por este helado muro.
Tenemos a la vista el muro final. He marcado en rojo el que creo fue el itinerario realizado.
Durante el primer largo, la roca está muy seca y ganamos altura rápidamente...
aunque tengamos que atravesar pasos demasiado acrobáticos como para subirlos con botas.
Llegamos al largo más peliagudo de todo el cresterío. Hasta ahora hemos podido esquivar los tramos helados sin mayor dificultad- por lo menos en los tramos verticales-. En este largo no se puede, y tenemos que ganar altura a través de un diedro en el cual la roca está cubierta por una ligera capa de hielo verglás, que impide colocar los pies en los lugares idóneos, obligándonos a abrir las piernas hasta casi más allá de nuestro límite.Vemos un clavo al inicio del largo, pero después hay que protegerlo con friends e incluso un microfisurero en el paso más complicado: una gran zancada a nuestra derecha para encaramarnos a una repisa sin presas para las manos. No hay fotos de este tramo Este último tramo nos hace sudar a pesar del frío que hace, pero una vez superado, llegamos a la arista cimera. Ya se pueden guardar los hierros - no los vamos a utilizar más- , y sacar los crampones y piolet: entramos en una aérea y preciosa arista nevada.
Tenemos a la vista la cima, pero aunque en la foto no se aprecie, antes de llegar a ella vamos a tener que destrepar varias brechas heladas.
Un vistazo hacia atrás para ver este tramo de arista...
Por fin, tras llegar a la brecha de salida de la vía de la cara norte, sólo nos queda ascender este corto muro hasta llegar a la cima, donde nos daremos un emotivo abrazo. Son las cuatro de la tarde; hemos tardado cuatro horas y media en realizar la escalada desde el collado. Viendo las condiciones en las cuales se encontraba, no nos podemos quejar...
Debemos bajar cuanto antes -utilizaremos la vía normal-. Hace mucho viento y frío (por si no lo he dicho antes...), y además, nos están esperando en Candanchú para tomar unas cervezas en Jaca.
Agur Aspe.
Im-presionante como diria uno. Las fotos muy guapas y descriptivas. Te animo que sigas haciendo estos reportajes porque son un gustazo.
ResponderEliminarUn cordial saludo, Iñigo.
que makina tiooo
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